1.- ¿Consideras que los límites que estableces
con tus hijos funcionan?
La respuesta a esta pregunta es de apreciación
subjetiva y personal. Siempre y cuando seas honest@, será la correcta.
2.- ¿Marcas los límites de manera distinta en
cada caso?
Escuchamos a muchos padres decir: “Yo soy igual
con todos mis hijos.” En el manejo de límites y reglas esto es un error.
Niños de distintas edades necesitan límites distintos. Además, cada uno tiene
un temperamento y un estilo diferente. No es lo mismo marcar un límite con un
niño fuerza (voluntarioso y dominante) que con un niño seguridad (sensible y
cauteloso).
3.- ¿Eres congruente con los límites que
estableces?
Si tú sueles decir groserías, no esperes que tus
hijos no lo hagan. Si fumas, tampoco. La paternidad es un acto de liderazgo.
Como dice el refrán, la manzana no cae lejos del árbol.
4.- ¿Cuándo tu hijo rompe una regla, actúas sin
lastimarlo física o emocionalmente?
Si bien lastimar funciona, el costo de hacerlo es
muy alto. Educar sin lastimar requiere preparación, porque tendemos a
proyectar aquello que no hemos procesado. Si tú estás cargando heridas sin
sanar, es posible que las actúes con tus hijos.
5.- ¿Para que marcas límites y estableces reglas
en casa? Elige sólo dos de estas respuestas:
Quiero que mis hijos se sientan y estén seguros.
Esta es la razón más importante para marcar
límites. Debido a que los niños no pueden protegerse a sí mismos (no saben
cómo), nosotros debemos hacerlo por ellos, y ayudarles a ir tomando
consciencia de cómo hacerlo por sí mismos a medida que crecen.
Si marcaste este punto en el test, suma uno (+1)
a tu TOTAL.
Mis hijos tienen que estar bajo mi control.
Los límites no existen
para controlar el comportamiento de tus hijos. La necesidad de controlar
proviene del miedo. Muchos padres operan desde la idea de que al niño hay que
controlarlo; hay mucha desconfianza en esta forma de ser. La crianza desde la
desconfianza y el miedo funciona, pero tiene consecuencias.
Si marcaste este punto en el test, no sumes nada.
Es importante que sepan cómo convivir con los
demás.
Esta es una razón muy
válida para marcar límites con los niños. Como el niño pequeño vive
“ego-centrado” (que quiere decir – yo soy el centro de mi experiencia), no
toma en cuenta las necesidades de los demás, sólo las suyas. Es toda una
ciencia y un arte el ayudar a nuestros hijos a, poco a poco, aprender a
reconocer y TOMAR EN CUENTA las necesidades de otros (0 a 7 años), a
COMPARTIR (8 a 14 años), y eventualmente a SERVIR (15 a 21 años de edad). Es
un proceso gradual, que muchos padres violentan al pretender que sus hijos lo
hagan antes de tiempo.
Si marcaste este punto en el test, suma uno
(+1) a tu TOTAL.
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Deben aprender a manejar la frustración. Si bien
esto es muy importante para el desarrollo sano de nuestros hijos, no se
marcan límites para enseñarles cómo frustrarse bien. La frustración es parte
del proceso, pero no es una razón para hacerlo.
Si marcaste este punto en el test, no sumes nada.
Detalle importante: Muchos
padres manejan los límites de manera distinta con cada hijo, o lo hacen del
mismo modo pero obtienen resultados distintos. Esto puede deberse
a favoritismos, identificación, proyección, u otros mecanismos que estén
detonándose en ti. Es una buena idea llenar este cuestionario para
observar tu manejo de límites con cada uno de tus hijos. Es muy
posible que tu resultado sea distinto con cada uno.
RESULTADO FINAL:
SUMA todos los números que corresponden a los
círculos que marcaste en el TEST, en las primeras cuatro preguntas. Ahora
SUMA los puntos que obtuviste en la quinta pregunta.
Si tu PUNTAJE es de:
4 a 10: Tu manejo de los límites es muy pobre. Esto está
teniendo consecuencias serias en casa y posiblemente en el desempeño
académico de tu hijo. CAPACÍTATE.
11 a 15: Batallas con tus hijos. Algunas cosas
funcionan, otras no. Mucha de tu energía se va en tratar de que tu(s) hijo(s)
te entiendan o hagan caso. Posiblemente en el fondo sientes miedo de
hacerle(s) daño, y como consecuencia eres inconsistente. Hay pocas reglas y
estructura, y recurres a castigos, chantaje emocional, retirar privilegios
(no tele, tablet, juguetes, etc.) o imponer tu autoridad por la fuerza
(gritos, regaños o golpes). CAPACÍTATE. No esperes a que llegue la
adolescencia, cuando realmente no sabrás qué hacer.
16 a 19 : Tienes
un buen manejo de reglas y límites en casa. Tiendes a usar palabras y amor
para establecer acuerdos, y probablemente usas "la fuerza" cuando
no funciona "por las buenas". Procuras mantener una buena conexión
emocional con tu(s) hijo(s), pero no por ello dejas de dar seguimiento al
cumplimiento de las normas de la casa. En ocasiones recurres al castigo,
chantaje emocional, retirar privilegios (no tele, tablet, juguetes, etc.) o
imponer tu autoridad por la fuerza (regaño o nalgada). Tu corazón está en el
lugar correcto - quieres educar a tu(s) hijo(s) sin lastimarlo(s). Te
beneficiaría mucho el capacitarte, seguramente lo has hecho (a través de
libros y/o cursos) y reconoces el valor que te aporta.
20 a 22 : ¡Excelente!
En tu hogar prevalece un ambiente de orden, respeto y armonía. Te comunicas
amorosamente con tu(s) hijo(s), y él/ellos responden ante tu liderazgo.
Seguramente hay muy buenos acuerdos parentales entre tú y tu pareja. De una u
otra forma te has capacidado para lograr esto, ya sea a través de cursos y
lectura y/o porque tus padres te legaron esta forma de ser (¡hicieron un
excelente trabajo!). ¡Continúa el buen trabajo!
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